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viernes, 8 de abril de 2011

Estoy orgullosa de ser de carne y hueso en una sociedad de plástico.


Son pefectas.Todo el mundo se aparta cuando ellas pasan.Los chicos las desean y las chicas se mueren de envidia.Parecen felices,siempre hacen lo que quieren,donde quieren y como quieren.Siempre se están riendo y nunca nadie les da órdenes.Nadie las contradice,siempre dicen lo que piensan y el resto calla y acepta.No piensan en el bien ni en el mal,no piensan en las consecuencias.No hay nadie en todo el mundo que sea mejor que ellas.Y,entre todas esas risas,se escapa una lágrima.¿Acaso son libres de tomar sus propias decisiones como el resto de los mortales?No,ellas dependen de la opinión ajena,sin criterio propio no importa,si dejan de gustar a los demás,se acabó su existencia.No son felices,de hecho,no sienten nada.Están programas para sonreír todo el día y llevar tacones sin cansarse.Sólo se tienen las unas a las otras,en el fondo,nadie las soporta.Pero nadie se atreve a decirles a la cara lo que piensa.Ríen con la misma facilidad que lloran,no están acostumbrdas a sentir cosas.
Personalmente,me dan mucha pena y asco,pero no suelen durar mucho.Tarde o temprano la realidad les da una bofetada en la cara.
PD:Esta entrada va dedicada a todas las creídas y creídos del mundo,¡a ver si os enteráis de que no sois mejores que nadie!

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